Las ratas de la Fontana de Trevi


Me quedo por la noche en la Fontana de Trevi,
cuando los turistas ya han desaparecido,
observando el ir y venir de las ratas,
subiendo por los escalones,
apareciendo de las ventanas y entre las estatuas,
entrando y saliendo por los distintos agujeros,
como en el juego de las mil puertas.

Llevan cientos de años
ocupando el subsuelo de la plaza,
indiferentes a las idas y venidas de los hombres,
a sus sueños y deseos,
a los cambios en sus ideas y estilos de vida.

Me quedo hasta que incluso ellas
han regresado a sus guaridas,
cumplidas al parecer
con una simple satisfacción fisiológica
que yo no alcanzo
a considerar suficiente.


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