Viaje a Viena: decepción y aprendizaje.


La decepción: Llego a Viena esperando escuchar un cuarteto de cuerdas en cada esquina y en cada bar,
y no encuentro más que caros espectáculos enlatados para turistas,
con orquestas que sólo tocan Mozart y Strauss,
disfrazados con trajes de época,
al estilo de cualquier vulgar parque temático.

El aprendizaje: Tras varias horas de búsqueda,
renuncio a encontrar músicos en vivo de mi agrado
y me siento en un banco a tomar una cerveza.
Se me acerca un borracho con una armónica,
le invito a un cigarrillo
y me obsequia con un extenso repertorio
de canciones folklóricas austriacas.
Inolvidable.

Nunca se sabe...


No hay comentarios:

Publicar un comentario